La primera vez que quedé embarazada tenía 19 años y mucho miedo. Mi hijo nació cuando tenía 20 años, y de alguna u otra forma, ser mamá a los 20 es distinto de serlo a los 17 o 18.
Tenía 21 años cuando nació mi hija. Y la vida parecía que iba a ser muy muy difícil. Después de 10 años sigo pensando que de vez en cuando es muy muy difícil.

Podría decir que he criado a mis hijos sola, y aun cuando toda la responsabilidad siempre ha sido mía, tengo que agradecer la enorme red de amor que me ha rodeado: mi mamá, mi hermana, mi papá, mi abuela, tías y tíos, primas y primos, y mis amigas ❤️ Un montón de cariño para mi y mis hijos.
Ser mamá implica tantas tantas cosas. Desde lo básico: que coman la comida, se bañen y ordenen sus cosas, hasta lo complejo: que sean capaces de manejar sus emociones y se conviertan en personas de bien.

Es ser el amor y la contención; acompañar mientras aprenden a caminar, a hablar y a comer; es no perderse ninguna actividad del colegio y hacer todos los disfraces locos que se les ocurran.
Para mi también ha sido significado ser la autoridad. La que pone las reglas y la que hace que se cumplan.
Es difícil ser la mamá buena y la mamá mala al mismo tiempo, es difícil no tener con quién compartir los roles.
A veces me enojo y grito. Y grito mucho. Y me siento culpable. Pero, ¿hay alguna mamá que no grite?
A veces hago y digo cosas de las que me arrepiento, a veces me siento la peor mamá del mundo. ¿Te has sentido una mala mamá alguna vez?
Me sorprendo cuando me dicen que “soy una buena mamá y que lo he hecho bien”, porque realmente yo no me lo creo. Faltan un par de años para saber si lo hice bien o no.

De lo que sí estoy segura es que he estado ahí. Siempre, siempre, siempre. En cada etapa, en cada problema y en cada solución.
Les leo cuentos antes de dormir, revisamos juntos las mochilas antes de ir al colegio y salimos a caminar y a conversar. Hacemos planes, compartimos ilusiones y soñamos.
Siempre supe que mis hijos calzarían perfecto en cualquier plan que hiciera para mi vida. Y así se han convertido en mis mejores compañeros de viajes y aventuras.
Espero que ellos sientan que soy una buena mamá, que he tratado de hacerlo lo mejor que he podido. Y que sepan que siempre siempre voy a estar aquí.