El Museo Histórico Nacional se encuentra a un costado de la Plaza de Armas de Santiago en el ex Palacio de la Real Audiencia, entre el edificio de Correos y la Municipalidad.
Este edificio fue construido entre 1804 y 1807 por Juan José de Goycolea y Zañartu usando cal y canto, una mezcla de arena, ladrillos y clara de huevo muy característica de la época. La gracia de este tipo de construcciones es que son muy resistentes, tal como el Puente Cal y Canto.
En 1969 el edificio fue declarado como Monumento Nacional.
El origen del Museo Histórico se remonta a 1874 cuando el intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna, planteó la idea de crear una colección permanente con objetos de la época de la colonia en el Casillo Hidalgo ubicado en el Cerro Santa Lucía.

Fue en 1911, gracias a las gestiones del senador Joaquín Figueroa, que se decretó la creación del Museo Histórico Nacional como tal.
Desde entonces se sumaron objetos de diversos museos y colecciones, pero había un problema, el museo no contaba con un espacio tan amplio para mostrar al mismo tiempo toda sus colecciones.
Entonces, en 1977 la fundación a cargo del museo se fijó en el Palacio de la Real Audiencia. Se dedicaron a remodelarlo desde 1978 hasta 1982. Finalmente en septiembre de ese mismo año se inauguró la nueva sede del Museo Histórico Nacional.
Creo que de todos los museos que me faltaban conocer en Santiago, este es el más especial de todos porque trabajo muy cerca y siempre paso caminando por en frente.
Desde que entras a la primera sala, cada rincón está cubierto de un montón de objetos, fotos, prendas de ropa que te cuentan algo sobre nuestra historia.

El recorrido es muy sorprendete. Todas las colecciones están organizadas de manera cronológica, literalmente vas caminando a través de la historia de Chile.
Mi parte favorita siempre son los cuadros enormes por todos los detalles que tienen. Hay muchos políticos, ex presidentes y también registro de batallas pintadas en oleo. Eso sí, me pareció que las luces no permitían apreciar bien las pinturas, como que se reflejaban demasiado sobre la tela.
Debo admitir que lo más me gustó de este museo en particular fueron los dioramas que muestran cómo era Santiago.

¡La variedad de objetos es sorprendente! Como las bandas de los expresidentes o los lentes rotos de Salvador Allende. Hay pinturas, ilustraciones, mapas, prendas de vestir de todas las épocas, armas, medallas, monedas, loza, instrumentos musicales y mucho más.
En una de sus salas también se puede ver la bandera con la que fue jurada la Independencia de Chile.
Otra parte que disfruté mucho fue la que está dedicada a la vida más «moderna» de nuestro país.
En estas salas hablan de la educación, el trabajo, la vida social, hay espacios dedicados a muchas profesiones porque todos ellos eran parte de la sociedad del siglo XX
El recorrido total me tomó casi 40 minutos y lo disfruté mucho.

El primer día que fui no pude subir a la torre del reloj que se ubica dentro del museo. Tuve que volver un par de semanas después para completar mi visita.
Si hay algo que todos deberíamos hacer es subir a la torre Benjamín Vicuña Mackenna y mirar la Plaza de Armas desde su balcón.
Sí, es cierto, la Plaza de Armas está bien a mal traer, pero no deja de ser un lugar lleno de construcciones preciosas, con una historia increíble.
En total son 6 pisos contruidos con vigas de madera enormes y cal y canto. En la punta el reloj de cuatro caras que permite ver la hora desde cualquier ángulo.

Lleva el nombre de Benjamín Vicuña Mackenna porque fue él quien impulsó la modernización de Santiago.
Transformó el cerro Santa Lucía de un peñazco que se usaba como cementerio a un paseo con fuentes de agua, caminos para carruejes, escalinatas para llegar a la cima y miradores.
El reloj ubicado en la torre funciona gracias a un sistema de manibelas al que se le debe dar cuerda una vez a la semana.
Durante el recorrido subes 4 pisos y en cada uno de ellos puedes aprender más sobre su historia y construcción.

¡Sin duda es un paseo muy bonito! Y gratis jaajajaja.
Al Museo Histórico nacional puedes entrar de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas.
Las visitas guiadas a la torre del reloj se realizan los días martes, miércoles, jueves, sábados y domingos.