Últimamente me he visto respondiendo muchas veces a una pregunta que hace mucho tiempo nadie me hacía: «Y tú, ¿querías ser mamá?» Es que conocer nuevas personas conlleva re-conocer lo que uno es.
Y me he dado cuenta que mi respuesta a esa pregunta ha cambiado del cielo a la tierra en estos últimos años.
Mi primer hijo nació cuando tenía 20 años y luego mi hija nació cuando tenía 21. No fue fácil ser mamá en ese momento. Y muchas veces si me lo preguntaban, yo respondía desde el dolor y la pena. Siempre tuve esta sensación de que tenía que poder con todo yo sola, que tenía que ser capaz de atender a mis hijos al mismo tiempo sin recibir ningún tipo de ayuda, lo que hacía que mi carga fuese aún mayor.
A veces sentía que había perdido mucho por haber quedado embarazada tan joven y que había decepcionado a muchas personas. incluyéndome. Pero no era más que una percepción muy dura de mi misma que hacía que todo fuese aún más difícil. Con el tiempo dejé de castigarme y empecé a disfrutar.
Cuando pasaron los años y empezamos a viajar, si alguien volvía a preguntar si yo había querido ser mamá, respondía siempre desde la ilusión, de probarme a mi misma (y a los otros) que haber tenido a mis hijos tan chica no cambiaría las cosas que yo quería hacer. Por eso tratamos siempre de salir mucho, de conocer muchos lugares nuevos y de disfrutar la vida juntos. Viajar se convirtió en una forma de demostrar que no había ningún impedimento para hacer todo lo que siempre quise, aún teniendo a mis hijos.
Y dentro de todo ha sido así. Mis hijos se convirtieron en los mejores y más apañadores compañeros de aventuras. Muchas veces fueron conmigo sin poner en duda lo que íbamos a hacer y a medida que fueron creciendo han ido incorporando sus sueños y sus propios deseos en este viaje que llevamos juntos.
Hoy me doy cuenta que con mucha certeza puedo decir que Sí, que siempre quise ser mamá porque me he hecho cargo de mis hijos por completo. Aunque hemos tenido una inmensa red de amor, todas las decisiones de la crianza han sido exclusivamente mi responsabilidad.
Quise ser mamá porque he disfrutado de mi maternidad, de cada cosas que mis hijos hacen y de ser parte de sus vidas día a día. Ahora puedo decir que soy una mamá feliz y que soy feliz siendo mamá. Y creo que eso significa ser mamá, más allá de la edad, de las condiciones, de si lo planeaste o no. HACERTE CARGO te hace una verdadera madre.
Y bueno, nunca sabes si lo estás haciendo bien, pero ya no me castigo ni me critico tanto. Lo vivo día a día y lo disfruto por completo 😀
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