Soy una enamorada de Santiago, siempre lo digo. Y cada que vez que tengo tiempo (o me hago el tiempo) me gusta tomar tours y visitas guiadas para disfrutar del tremendo patrimonio que tenemos en nuestra ciudad.
Ahora que todo ha abierto otra vez, y gracias a la relevancia que ha tomado por el proceso constituyente, fui a visitar el Palacio Pereira, la casa que Luis Pereira mandó a construir para su familia en 1872 en lo que ahora es la esquina de Huérfanos y San Martín.

Para asistir tienes que inscribirte previamente ya que en el acceso hay un control de seguridad.
La visita dura 60 minutos y durante el recorrido vas a poder ver la exposición «1872: Entre la habitación y la calle». Una colección de objetos traídos de diversos museos de Chile que nos ayudan a entender cómo era la vida de finales del siglo XIX y también algunos enseres personales de Luis Pereira y su esposa Carolina Iñiguez.
El Palacio Pereira fue construído por Lucien Henaul, el mismo arquitecto que diseñó el ex-Congreso Nacional y la Casa Central de la Universidad de Chile. Es una contrucción de diseño neoclásico y su contrucción tardó solo 2 años. Por dentro estaba llena de detalles por todas partes: paredes forradas con telas, molduras con diseños únicos y un techo de vitrales en las salas centrales.

Tras la muerte de Luis Pereira en 1909, su esposa Carolina mandó a modificar algunas partes del edificio construyendo departamentos interiores para que sus hijos y sus familias pudieran vivir con ella.
Para 1932 el edificio pasó a ser parte del Azorbispado de Santiago albergando aquí sus oficinas centrales. Y luego en la década del 50 fue sede del Liceo N° 3 de niñas de Santiago.
El terremoto de 1971 le hizo mucho daño a la edificación y desde 1972 el Palacio Pereira quedó abandonado. Fue en ese período que sufrió el robo de sus pisos de marmol y casi todo el metal que había dentro, muchos incendios y también la destrucción de casi toda la mampostería que cubría las paredes.

En 1981 fue declarado Monumento Nacional y en ese mismo año fue adquirido por una inmobiliaria que pretendía demolerlo para construir un edificio de departamentos en su lugar pero nunca se pudo llevar a cabo esa idea.
Afortunadamente, en 2011 el Estado compró el palacio y luego de un concurso público, la arquitecta Cecilia Puga y su equipo ganaron el proyecto para trabajar en su restauración y remodelación.
Todo dentro del Palacio Pereira está pensado de una forma en la que podamos ver la construcción orginal y las modificaciones que se hicieron durante la restauración.
En las salas en las que en la actualidad se ubican la biblioteca y la cafetería La Huérfana se pueden ver las paredes desnudas con los ladrillos auténticos al lado de unas escaleras de bronce maravillosas que fueron puestas recientemente.

En las paredes del crucero central es donde puedes ver con mayor detalle el trabajo de restauración. Con bisturí en mano los maestros fueron raspando todas las capas de pintura hasta encontrar los colores originales de las molduras en un proceso llamado decapado. Lo más bonito es que no se hicieron piezas falsas para completar las existentes, permitiéndonos de esta forma observar el paso del tiempo y de la destrucción.
Creo que lo más me gustó es que los en los pasillos pusieron palmeras para representar cómo las plantas habían crecido por todas partes durante los años de abandono. Incluso la pintura se ha dejado del color original en algunas partes, por eso aún tiene este aspecto de no terminado.

El patio exterior fue remodelado usando una estructura de hormigón que da la idea de una serie de andamios. Su función principal es darle soporte al palacio y volverlo antisísmico.
En total fueron 150 trabajadores entre arquitectos, albañiles, escultores y especialistas en serigrafía los que se dedicaron por casi 9 años al proyecto completo.
En el Palacio Pereira se ubican las oficinas del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y también del Consejo Nacional de Monumentos.

Ahora, en 2021, el Palacio Pereira se ha transformado en la oficina de la Presidenta de la Convención Constituyente Elisa Loncón y en sus salas también se puede visitar la exposición relacionada «Carta Magna, Chile se escribe a sí mismo»
Si tienes la oportunidad de ir, te lo recomiendo. Es una parte muy bonita de nuestra historia y además es un edificio muy bonito de visitar.

He visto este palacio por fotos desde hace tiempo porque tengo la esperanza de visitarlo algún día, me encanta su diseño interno, sobre todo sus paredes blancas ornamentadas de manera elegante
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Es muy bonito en verdad!
Como tú dices, los detalles de la construcción son maravillosos y el trabajo de restauración que se hizo es sorprendente!
Ojalá puedas ir ☺️ vale mucho la pena!
Saludos,
Francisca
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